El economista y presidente de Analytica Consultora reparó por los números de desocupación recientemente publicados por el INDEC
El economista y líder de la consultora Analytica, Ricardo Delgado, conversó con Ámbito con el proyecto de Presupuesto 2025 en la mano y sostuvo que el crecimiento planteado del 5% con las políticas actuales “suena voluntarista”. Además, consideró que son varias las inconsistencias económicas que encuentra en la hoja de ruta libertaria y advirtió por los números de desocupación recientemente publicados -7,6%, más de 1,7 millones de argentinos-, ya que entiende que seguirán en aumento.
El exconsultor del Banco Mundial y el BID, tampoco encuentra una salida inmediata del cepo sin acumulación de reservas, por el contrario, lo considera un “suicidio”.
Periodista.: ¿Considera sostenible los números del Presupuesto?.
Ricardo Delgado.: No es novedad, lo hicieron otros gobiernos, que el presupuesto refleje una visión sumamente optimista del cuadro macroeconómico.
Crecer al 5%, sosteniendo la política cambiaria y llevando la inflación a los "niveles latinos" de los años sesenta, suena voluntarista. Creo que la adopción explícita de una regla fiscal es beneficiosa, pero hubiese sido mejor hacerlo más por instrumentos que por objetivos. Esto es, utilizar reglas de crecimiento del gasto real, o cuestiones por el estilo, más que asegurar, en los papeles, el pago de los intereses de deuda. Pero más allá de eso, también veo inconsistencias. Veamos algunas.
El IVA cae pero sube el consumo. Las exportaciones medidas en pesos crecen 30% pero las retenciones se duplican, más allá de las explicaciones. Se indica que termina la política de apreciación del peso, pero sin apreciación es difícil que la inflación baje, digamos, más de 80 puntos anuales respecto de 2024.
El gasto primario crece algo respecto del PIB, pero como las jubilaciones ajustan por inflación, el ajuste lo seguirán haciendo las transferencias a las provincias, los subsidios a la energía y el transporte, y la obra pública (aunque crecen fuerte las partidas de Vialidad, por caso). La cuestión es cuán sostenible son esas decisiones, cuando el proyecto tiene que votarse y además, en marzo se inicia la carrera hacia las elecciones de medio término. ¿En serio se habrá quebrado la lógica de ajustar en los años pares y de gastar en los impares?
P.: ¿Se puede crecer un 5% prometiendo mayor ajuste?
R.D.: Puede parecer un porcentaje significativo, pero en rigor sólo volveríamos al nivel del PIB de finales de 2022, recuperando las caídas del 23 y de este año. Y aún así será difícil lograrlo, porque el principal driver de corto plazo, que es el consumo privado, sigue sin reaccionar, aun cuando la masa real de ingresos (salarios y jubilaciones) estaría dejando de caer. La baja de la inflación te permite programar mejor tus decisiones de gasto, inversión y producción, lo que no es poco, pero todavía la economía no ganó la suficiente masa muscular para una recuperación rápida.
P.: ¿Un tipo de cambio a $1.200 significa una salida tardía del cepo o puede que apuesten a que los tipos de cambio paralelos se acerquen a ese valor? ¿Estamos más cerca de abrir el cepo?
R.D.: En esta economía, la pregunta del millón siempre fue cuál será el nivel del dólar. Imaginate proyectarlo a un año, en un contexto de dólares escasos y con fuertes vencimientos de deuda en 2025. Este Gobierno, que hace del dogma una virtud política, fue absolutamente pragmático respecto del tratamiento del cepo, manteniéndolo pese a las críticas de colegas cercanos a él y, más todavía, de propios funcionarios. Podés, y debés, ir relajando restricciones, como viene haciendo el Central y la CNV, pero sin un flujo cierto de divisas que fortalezcan las reservas sería un suicidio salir del cepo de la noche a la mañana.
P.: ¿La inflación de septiembre perforará el piso del 4%?
R.D.: Es probable que en este mes el Gobierno finalmente logre festejar un índice que empiece con 3. Pero no sería tan optimista como algunos funcionarios en decir que la inflación termina a fin de año. La persistencia de inercia, de contratos indexados, de salarios que se mueven a distintas velocidades, o la propia existencia del "crawling" al 2% hacen muy complejo perforar los índices. Ahí sería menos dogmático, porque el énfasis de la inminente muerte de la inflación puede desanclar expectativas mientras se verifique que no sucede.
P.: ¿Cómo evalúa el mercado de trabajo a partir de los últimos datos del INDEC? Vamos a un aumento del desempleo o se sostiene apuntando a un empleo más precarizado?
R.D.: Era natural, luego de semejante devaluación (la tercera mayor de la historia local en términos reales) y tamaño ajuste fiscal (sería también el tercero pero a nivel global, luego del irlandés del 2011 y el uruguayo de 1990) que haya impactos sobre el nivel, y también la calidad, del empleo. Sin embargo, no ha sido tremendo ni mucho menos. El gobierno de Milei contó con una "ayudita" de Alberto Fernández, que era un desempleo muy bajo, inferior al 6%. El ajuste del mercado laboral en general es lento, y la historia nos dice que aún en procesos muy disruptivos, como fue la convertibilidad, la desocupación crece lento. No debería asombrar terminar el año con porcentajes próximos al 10%, y por supuesto, con trabajos más precarizados.
Con información de Ámbito