Además de haber perdido su número de contacto, su nombre es utilizado para estafar. "Si alguien les pide dinero antes del viaje, no soy yo", advirtió.
La pesadilla de Cristian Casimiro, un trabajador del volante que presta servicio entre Quijano y Rosario de Lerma, comenzó el pasado lunes cuando su WhatsApp fue hackeado. Desde entonces, su número fue utilizado por delincuentes para cometer una estafa que ya afectó a más de 200 personas, quienes pagaron por viajes que nunca se realizaron. Se calcula que la cifra rondaría el millón de pesos.
La mecánica del engaño es simple pero efectiva. Los estafadores se hacen pasar por Casimiro, reciben pedidos de viaje y exigen pagos por adelantado a través de transferencias bancarias. Una vez que la víctima envía el dinero, el supuesto remisero desaparece sin dejar rastro. Las sumas varían entre los $3 mil y los $10 mil, lo que convierte a este fraude en un golpe económico importante para los clientes y la honestidad del remisero.
La situación se volvió insostenible cuando los reclamos comenzaron a multiplicarse. Una de las víctimas, vecina de Quijano, denunció en redes sociales cómo cayó en la trampa: primero, le cotizaron un viaje por $5 mil, pero luego el supuesto remisero "corrigió" el monto a $3 mil. Confiada, realizó la transferencia a una cuenta a nombre de un tal Diego Javier Cowes. Sin embargo, después de enviar el comprobante, le pidieron otros $10 mil con la excusa de que necesitaban efectivo para cargar combustible. La mujer se negó y, al ver que el vehículo jamás llegó, comprendió que la estafaron.
Casimiro, desesperado por advertir a sus clientes, intentó por todos los medios alertar sobre lo que estaba ocurriendo. "Queridos pasajeros, me hackearon el WhatsApp. No realicen transferencias ni pidan viajes. Jamás pedí que me paguen con anticipación", publicó en sus redes. Pero el daño ya estaba hecho.
