Electrodomésticos, ropa y alimentos se consiguen a la mitad del importe que en la Argentina e incluso en cuotas sin interés. El comercio local habla de “terapia intensiva” y advierte por el cierre masivo de negocios.
La postal se repite todos los días en el norte argentino: calles colapsadas de autos rumbo a Bolivia y Paraguay, valijas repletas y comercios locales con las persianas bajas. En las provincias fronterizas, la diferencia cambiaria y las facilidades de pago del otro lado están dejando al comercio argentino en una crisis profunda.
“Es imposible competir con Bolivia”, advirtió Ariel Zablup, presidente de la Cámara de Comercio de Orán, quien informó que en los últimos meses la ciudad perdió 40 negocios.
En Bermejo (Bolivia), los precios parecen de otro planeta:
- Kilo de carne: $4000.
- 12 jeans: $130.000.
- 12 zapatillas: $220.000.
- 12 camperas: $300.000.
- 3 termos: $40.000.
En Alberdi (Paraguay), la brecha es igual de notoria:
- Aire acondicionado: $300.000 (en Argentina, $700.000).
- Heladera: $608.000.
- TV 85”: $1.250.000.
- Perfume árabe: USD 20.
- 4 juegos de sábanas king: $25.000.
Lo más llamativo es que todo puede pagarse con pesos argentinos, billeteras virtuales e incluso en cuotas sin interés, algo que potencia aún más el “turismo de compras”.
Formosa, golpeada por el contrabando
En Formosa la situación es alarmante. Marcos Amarilla, presidente de la Cámara de Comercio provincial, alertó que la institución perdió 100 socios en los últimos tiempos, lo que equivale a 100 comercios menos en actividad.
Las ventas cayeron 70% y el contrabando se multiplicó por diez. En barrios como Circuito Cinco, cerca de El Mangal, se consigue mercadería paraguaya a precios de remate: seis gaseosas de medio litro a $7000 y una de tres litros a $4000. Actualmente, casi todas las gaseosas que se consumen en el noreste argentino son de origen paraguayo.
El fenómeno se expande también hacia ciudades fronterizas como Aguas Blancas y Salvador Mazza, convertidas en estacionamientos gigantes para tours de compras. Allí se cobra una tasa municipal extra de $1000 por auto para ingresar, similar a un peaje.
Frente a este panorama, los comerciantes reclaman un régimen que exima del IVA a los turistas para evitar que el consumo se fugue hacia el otro lado de la frontera. Además, piden que el Plan Güemes refuerce los controles contra el contrabando que golpea de lleno al sector.