En un instante, la vida de Patricia Mendoza, una querida madre y reconocida payamédica salteña, dio un vuelco desolador. Justo el día en que celebraba sus 47 años, mientras viajaba por la Ruta Nacional 34, sufrió un devastador accidente cerebrovascular (ACV). Hoy, su risa y su alegría, que tantas veces regaló a niños y pacientes en los hospitales, se han transformado en una silenciosa batalla por la vida en la Clínica San Roque, donde permanece internada en estado crítico.
El caso, que estremece a toda la provincia, cobró mayor dramatismo al conocerse el relato de sus seres queridos. Según afirman, tras descompensarse, Patricia no recibió la asistencia médica con la urgencia que su cuadro demandaba. La presunta demora del SAMEC y de un profesional de la salud podría haber agravado irreversiblemente su condición, una situación que ha encendido las alarmas y generado una profunda reflexión colectiva: en una emergencia, cada segundo cuenta.
Conmocionados y con el corazón en vilo, cientos de salteños se han unido en una inmensa cadena de oración. Piden por la recuperación de esa mujer que, vestida de payamédica, dedicó su vida a llevar esperanza a quienes más sufrían. Hoy, los papeles se han invertido. Patricia, la que siempre cuidó, necesita del amor y la fuerza de toda una comunidad. Su familia, aferrada a la fe, agradece el acompañamiento y pide que no la suelten, que sigan enviando esa energía que puede marcar la diferencia entre el dolor y el milagro.