El ministro de Salud se refirió a la situación de la obra social. También cuestionó a médicos que no cumplen las guardias.
El ministro de Salud, Federico Mangione, brindó una entrevista a través del ciclo Diálogos.gob, en la que se refirió a la situación del IPS, al que definió como un sistema de financiamiento solidario que no funciona como obra social.
Mangione destacó el trabajo que se lleva adelante por la intervención del IPS, que recibe $18.000 millones por mes, pero gasta más de $24.000 millones.
Explicó que el IPS no es una obra social tradicional, sino un "sistema de financiamiento solidario de salud", que no está bajo la órbita de la Superintendencia de Servicios de Salud. Esto implica que no puede recuperar costos como sí lo hacen las prepagas u obras sociales nacionales. "La ley habla del Instituto Provincial de Salud, no de una obra social. Esto no es optativo. El aporte es obligatorio y se calcula sobre el sueldo en blanco", detalló.
Por otra parte, marcó un desequilibrio evidente: de los 275.000 afiliados que tiene el sistema, apenas 78.000 son aportantes directos. El resto corresponde a cónyuges, hijos y otros miembros del grupo familiar, lo que genera una relación de uno a casi cuatro.
"Hoy un residente cobra $1.700.000 a lo que puede sumar horas de guardia".
El ministro fue más allá y aseguró que el IPS necesita una reingeniería completa. "Estamos hablando de un sistema que aporta un millón por año por grupo familiar tipo, pero solo el control médico de ese grupo cuesta $1.400.000. Ya partimos de un déficit base sin haber hecho ninguna intervención mayor. Entonces, no hay forma de equilibrarlo sin un rediseño", explicó.
Uno de los problemas clave que remarcó fue la falta de controles históricos, que permitió la existencia de maniobras fraudulentas en la facturación de clínicas, farmacias y prestadores. "Tuvimos que desvincular a profesionales por hacer recetas con carnets prestados o pacientes fallecidos. También detectamos que en algunas clínicas se cobraron cirugías que nunca se realizaron. Hay connivencia. Y si no se denuncia, el jefe ni se entera", dijo.
"Se llegó al punto de que médicos cobraban por estar de guardia pero no estaban. A Nallar le pedimos una auditoría. Queríamos saber cómo se distribuyen las guardias".
Mangione reconoció que la corrupción en el sistema de salud no es anecdótica, sino estructural, y se ve favorecida por la falta de auditorías tecnológicas. En ese sentido, valoró la implementación de la historia clínica digital con trazabilidad, que permite saber a quién se le entrega cada medicamento y registrar cada paso de la atención médica
"Con ese sistema detectamos recetas de medicamentos oncológicos a nombre de personas fallecidas. Eso no es un error, es una estafa. También encontramos farmacias que facturaban medicamentos no entregados. Estamos haciendo denuncias y desvinculaciones, pero primero hay que tener las pruebas", señaló.
Según el ministro, el uso de carnets prestados, las órdenes duplicadas y la sobrefacturación por estudios innecesarios forman parte de un entramado que se fue consolidando por la falta de fiscalización. En Salta capital, por ejemplo, se registraron 110.000 consultas en un solo mes, una cifra que no guarda proporción con la cantidad de afiliados y las condiciones estacionales del sistema.
Otro de los temas centrales de la entrevista fue el funcionamiento del sistema de guardias médicas, que el ministro calificó como "una de las principales fugas de recursos". Contó que durante años se pagaron 24 o 36 horas por turnos de solo 12. "Eso es una estafa. Hubo abusos, sobre todo en el interior, donde se usaban las guardias para engrosar sueldos sin trabajar. Ya no lo vamos a permitir", advirtió.