En los gélidos días del conflicto de Malvinas, un humble perro callejero llamado Tom escribió una de las historias más conmovedoras de la guerra. Todo comenzó cuando el cabo Omar Liborio, del Grupo de Artillería 101, decidió llevarlo como polizón en un avión Hércules rumbo a las islas. Lo que nadie imaginaba era que este mestizo de pelaje marrón se convertiría en un verdadero héroe para las tropas argentinas.
En medio del caos de la guerra, Tom demostró un instinto sobrenatural. Los soldados pronto descubrieron que ladraba minutos antes de que sonaran las alarmas de bombardeo, dando un tiempo vital para buscar refugio. "Se comportó como un bravo artillero", recordaría años después Liborio, quien lo adoptó como su compañero inseparable. Más que una mascota, Tom se convirtió en un símbolo de esperanza para aquellos jóvenes que enfrentaban el horror de la guerra.
El 12 de junio de 1982, durante un feroz ataque aéreo británico, una esquirla de metralla alcanzó mortalmente a Tom. Murió al instante, igual que los 649 soldados argentinos que perdieron la vida en el conflicto. "Fue mi mejor amigo en Malvinas, ¡y yo... jamás olvido a mis amigos!", escribiría tiempo después un emocionado Liborio.