El biólogo italiano siguió el caso de esta mujer que falleció el martes pasado. En diálogo con Infobae, repasó los hábitos que siguió la supercentenaria y los beneficios del alimento que ponderó. “Siempre ayuda si tenés una motivación para cuidar tu salud”, afirmó el especialista
Valter Longo conoció a María Branyas Morera. Al igual que con otro grupo de centenarios, siguió su caso de cerca. Con la noticia de su muerte, a los 117 años, el biólogo y profesor italiano, director del Instituto de Longevidad de la Universidad de California del Sur, se desveló en las últimas horas y no tuvo que ver solamente con el asombroso Récord Guinness que dejó esta mujer y sus 42.873 días de existencia.
"Seguí de cerca su historia. Me gustaría saber si María tenía hermanos, hermanas y padres que vivieron mucho tiempo”, dice en exclusiva a Infobae.
Longevidad, divino tesoro. Desde hace ya varios años, superar el siglo de vida capta cada vez más la atención tanto del ciudadano de a pie como de los científicos, que estudian esta materia, donde la genética es una variable tan trascendente como azarosa. Ahora, además de estar en la cabeza de Longo, volvió a ocupar la agenda con el fallecimiento de esta mujer que había nacido en San Francisco el 4 de marzo de 1907, pero que, desde 1915, se había instalado con su familia en la región de Cataluña, España.
Si la longevidad tuviera forma de curriculum, leer la experiencia de vida de Branyas Morera deja sin aliento: pasó dos Guerras Mundiales, una guerra civil española, la pandemia de gripe española en 1918 y, en 2020, la de COVID-19, del que se contagió a los 113 años.
María Branyas Morera, nacida en San Francisco en 1907 y radicada en Cataluña desde 1915, sobrevivió a múltiples eventos históricos y pandemias, siendo una de las mujeres más longevas del mundo, su vida es un testimonio de resiliencia y fortaleza REUTERS THIS IMAGE HAS BEEN SUPPLIED BY A THIRD PARTY. NO RESALES. NO ARCHIVES
“Creo que ayuda mucho si te da la motivación para cuidar tu salud, tu nutrición y tu estilo de vida, además de ir al médico y hacerte controles”, explica Longo.
Alejarse de las personas que le hacían mal y buscar momentos de relajación para meditar fueron claves para Brayans, según sus propias palabras. “Después de hablar con 100 centenarios, escuché 100 historias, todas diferentes. Por lo que no todas pueden ser correctas. Creo que cada centenario llega allí por una combinación de factores”, dice Longo
Y grafica: “Comparo habitualmente a los centenarios con medallistas olímpicos récord como Michael Phelps. Necesitan tener la genética, la mente, el entrenamiento y la dieta adecuada para ganar todas esas medallas”.
Respecto a la alimentación, la mujer contó que no siguió dietas restrictivas y recomendó el yogur como un aliado en su vida. “Un consejo: en una época en la que constantemente surgen dietas y alimentos milagrosos para el bienestar y la salud, es necesario rescatar el yogur; un alimento de siempre con un sinfín de propiedades positivas para el organismo y que alarga la vida”, expresó ella.
"El yogur es común entre los centenarios —comenta Longo—. Sin embargo, para algunas personas el yogur y los lácteos pueden ser un gran problema, por lo que depende. Te ayuda a nutrirte. Si comés la cantidad adecuada y no eres sensible a ella, ayuda a que el resto de lo que haces contribuya a vivir más tiempo”.
Según la Gerontology Research Group (GRG), una asociación que se encarga de verificar qué personas son supercentenarias (que han cumplido los 110 años) mediante los certificados de nacimiento y de matrimonio, once personas, todas mujeres, han vivido más que María Branyas, todas fallecidas.
El récord de longevidad lo ostenta la francesa Jeanne Calment, fallecida en 1997, que vivió exactamente 122 años y 164 días; le siguen la japonesa Kane Tanaka, que vivió 119 años y 107 días; la norteamericana Sara Knauss, con 119 años y 97 días de vida y, con 118 años y 340 días, la también francesa Lucile Randon. Las otras siete más longevas que María, todas murieron a los 117 años, con más o menos días.
Tomiko Itooka es ahora la mujer de mayor edad, con 116 años. Vive en una de las llamadas Zonas Azules, los sitios en el mundo que alberga personas longevas: “La nutrición en estas áreas es la más cercana a lo que definí como la ‘dieta de la longevidad’ además, claro, de que tienen otros factores que contribuyen al récord”, dijo el experto.
Rodearse de gente correcta y meditar
Estos fueron los dos consejos que dejó María Branyas Morera. Las “Zonas Azules” del mundo, donde las personas gozan de una expectativa de vida considerablemente más alta, han sido objeto de numerosos estudios que destacan —justamente— la importancia de las relaciones sociales fuertes como un factor determinante en la longevidad.
Este hallazgo es consistente con el análisis meta-analítico publicado en 2021 en Frontiers in Psychology, que revisó 23 estudios longitudinales con más de 1,458 millones de participantes. Según este estudio, el apoyo social no solo reduce la mortalidad, sino que también protege contra el estrés, y mejora la salud mental y física.
Este estudio profundiza en cómo las relaciones sociales influyen en los mecanismos psicobiológicos que regulan sistemas vitales como el nervioso autónomo, el eje HPA y el sistema inmunológico, todos críticos para la longevidad. De manera similar, un estudio de 2023 publicado en el Journal of Epidemiology & Community Health reveló que la socialización frecuente puede tener un impacto significativo en la esperanza de vida.
Al evaluar a más de 28,000 personas mayores en China, se descubrió que socializar casi a diario podía retrasar el tiempo hasta la muerte en un 204%, mientras que hacerlo al menos una vez al mes se asoció con una reducción del 42% en el riesgo de muerte.
Las proyecciones globales también indican un futuro donde la población mayor será predominante; para 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. Este crecimiento subraya la relevancia de adoptar hábitos saludables que favorezcan el bienestar en la vejez, tal como lo sugieren estos estudios recientes.
La meditación, con raíces que se remontan a 7,000 años, ha demostrado ser eficaz en la reducción del estrés, la presión arterial y la ansiedad, según la Sociedad Americana del Corazón.
Además de influir en el sistema nervioso, esta práctica tiene efectos profundos en la salud cerebral. The Lancet Healthy Longevity publicó un estudio reciente que revela cómo la meditación puede mejorar la salud cerebral, ralentizar los efectos cognitivos del envejecimiento y fortalecer el sistema inmunológico, influyendo así en la longevidad.
El Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral de Estados Unidos también ha documentado los beneficios de la meditación en la mejora del bienestar general. Esta práctica ayuda a reducir los síntomas del estrés postraumático, la ansiedad y el insomnio, acción que favorece además la regulación del sistema nervioso autónomo. Estos efectos no solo contribuyen a una mayor longevidad, sino que también mejoran la calidad de vida, lo que hace que la meditación sea una herramienta valiosa para quienes buscan envejecer con bienestar.
La meditación, al permitir que las personas manejen mejor el estrés, es esencial para quienes desean un envejecimiento saludable. Además de mejorar la salud mental, entrena y equilibra la mente, lo que aumenta la capacidad para enfrentar los desafíos físicos y emocionales de la vida.
La dieta de la longevidad
La alimentación es sin dudas otro de los pilares no solo para la longevidad, sino para la calidad de vida. Longo, sostiene que para alcanzar los 100 años es fundamental seguir una dieta centrada en plantas y pescado.
En una entrevista con Infobae, el especialista explicó que la clave está en reducir el consumo de proteínas animales y azúcares, mientras se aumentan las grasas saludables.
Su enfoque también promueve el ayuno intermitente y la restricción horaria en la alimentación para prevenir enfermedades crónicas como la diabetes y el cáncer. Incluso, recomienda realizar al menos 150 minutos de ejercicio a la semana.
Para el experto, la combinación de una dieta adecuada, ejercicio regular y prácticas de ayuno mejora la salud general y puede prolongar la vida. Según Longo, los principios de su enfoque se basan en estudios científicos y observaciones de comunidades longevas, como las que habitan en las llamadas “zonas azules”, donde la expectativa de vida es excepcionalmente alta.
Estos factores, cuando se integran en el estilo de vida, podrían ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida a largo plazo.
Longo advierte también sobre los peligros del consumo excesivo de carne roja y alimentos ultraprocesados. Asimismo, subraya la importancia de adoptar patrones alimenticios que imiten los beneficios del ayuno sin la necesidad de privarse de nutrientes esenciales. Su dieta propuesta, conocida como la Dieta de la Longevidad, se caracteriza por su simplicidad y flexibilidad, lo que la hace accesible para un público amplio.
El biólogo también aborda la relevancia de un enfoque integral que incluya aspectos sociales y mentales, promoviendo la longevidad física y emocional. Según él, el apoyo social y el manejo del estrés son componentes cruciales para una vida larga y saludable. Con su enfoque, Longo busca no solo añadir “años a la vida”, sino también “vida a los años”, mejorando la calidad de vida a medida que se envejece.