Los vecinos y vecinas de los municipios de Vaqueros y La Caldera viven momentos de verdadera consternación, luego de que tomaran conocimiento del ingreso de un polémico proyecto al Concejo Deliberante vaquereño que promueve la instalación de un crematorio de mascotas en el lugar. La noticia generó indignación, y sobre todo preocupación por los probados impactos ambientales en una zona que se jacta del cuidado y preservación del ambiente.
Según Nuevo Diario el proyecto presentado por la firma JORDALE S.R.L. Uno de sus socios propietarios, Alejandro Orquera, firma la presentación ante el cuerpo de ediles, en donde expresa su interés en instalar un crematorio para mascotas en el mencionado municipio, asegurando trabajo para los vecinos de la localidad de Vaqueros.
De este modo, procede además al detalle del proyecto que, según indicó, llevaría aproximadamente 240 días, con unidades habitacionales independientes y apropiadas, con salas velatorias y de estar, y anticipando que la infraestructura consiste en equipos especiales para la cremación de restos de mascotas hogareñas, “contando con eficiencia energética y alta confiabilidad”. Proponen de este modo de 12 a 16 procesos por día, lo que demandaría un funcionamiento durante las 24 hs con tres turnos de 8 horas cada uno.
A continuación, describe los hornos que promueven utilizar, aseverando un “daño cero” ambiental, desde luego, sin adjuntar documentación y comprobación que así lo indiquen, y apelando a la comuna, ya que para la instalación del mismo necesitarían un espacio verde de aproximadamente 2.000 metros cuadrados, bajo la figura de comodato.
“Un proyecto absurdo”
Frente a este intento de avanzada inconsulto sobre el ambiente en zona norte, los vecinos se expresaron con indignación en diálogo con Nuevo Diario, con la correspondiente reserva de la fuente: “la instalación de un crematorio de mascotas en Vaqueros será desagradable e innecesaria porque no responde a una necesidad de los vecinos, sino a un negocio que, por lo menos, parece caprichoso”, alertaron. “Lo que los vecinos necesitamos es una planificación participativa del territorio, donde todxs podamos decidir de qué manera queremos vivir. Las autoridades tienen que entender esto y dejar de priorizar los negocios, ante todo. Negocios que van deteriorando la calidad de vida de las mayorías para beneficio de unos pocos”, insistieron en su reclamo.
“La presentación de este absurdo proyecto al Concejo Deliberante es escueta, sin dar detalles técnicos ni evaluaciones de impactos”, criticaron y añadieron: “un crematorio genera emisiones de olores desagradables y gases al ambiente, gases tóxicos como dioxinas y furanos, metales pesados, productos de la oxidación: óxido nitroso óxido de azufre y mucha cantidad de dióxido de carbono que contribuye a aumentar el efecto invernadero. Las corrientes de aire pueden trasladar los olores y contaminantes a grandes distancias, pensemos en los ríos como corredores (de Vaqueros a La Caldera). Puede haber contaminación de las napas de agua por infiltración de contaminantes y la pendiente del terreno que los llevará hacia abajo. Debería ser la última opción para responder a una necesidad sociosanitaria de falta de espacio donde ubicar los cuerpos. En este caso, cuerpos de animalitos que no parecen estar en esta situación”.
A la contaminación del aire se le suma la del suelo ya sea por lluvia o por filtraciones del sistema cuyos contaminantes van al suelo y se diseminan por las aguas subterráneas debido a la pendiente no apta que posee la zona donde se quiere emplazar el crematorio.
“Desde el punto de vista social este proyecto no soluciona una problemática sentida de los vaquereños, quienes tendremos que absorber los pasivos ambientales y daños en la salud de problemáticas ajenas a nuestro municipio”, enfatizaron a este medio.
Vecinos en alerta
De este modo, las comunidades de Vaqueros y La Caldera elaboraron un documento en donde alertan a los vecinos y vecinas sobre los graves riesgos que implicaría la instalación de este ambicioso proyecto.
En esa línea los posibles futuros damnificados con este proyecto explican que los crematorios significan un peligro para la salud humana ya que emiten concentraciones alarmantes de CO2 a la atmósfera (el 50% del peso del cuerpo quemado se va al aire y al suelo), sumado a la emisión de metales pesados como plomo, mercurio y cadmio, que a su vez son vectores de agentes patógenos (virus, bacterias y hongos).
Asimismo, recordaron que no deben ubicarse en zonas urbanizadas ni residenciales, se consideran un riesgo para la salud humana ya que implican la disminución de calidad de vida de las personas y también un perjuicio económico, ya que el valor de los terrenos y viviendas que están alrededor sufren una fuerte devaluación por la resistencia existente a vivir cerca de un crematorio.
“Los problemas medioambientales, de salud y sociales devenidas de un crematorio privado son a largo plazo y se intensifican con la cantidad de mascotas cremadas ya que al ser un ‘negocio’ la propaganda para su rentabilidad pondrá aún más en riesgo nuestra calidad de vida”.
“Los antecedentes que hay en el país y en el mundo de la existencia de crematorios de mascotas están orientados a resolver problemas sociosanitarios de las grandes urbes que absorben los pasivos ambientales para solucionar otros problemas prioritarios de fondo de índole sanitarios”, que no es ni corresponde al caso que aquí ocupa y preocupa a los vecinos y vecinas.