Fue en el segundo día de la extenuante peregrinación que baja de San Antonio de los Cobres. Las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima realizaron la ceremonia.
Durante una de las peregrinaciones hacia la ciudad de Salta, algo inesperado ocurrió en una ceremonia de adoración del Santísimo Sacramento. Bajo la luz intensa del sol, desde el espacio donde se coloca la hostia consagrada, emergió un resplandor imposible de explicar. El fenómeno, capturado en fotos y videos, pasó inadvertido al principio. Sin embargo, tras una segunda mirada, las imágenes revelaron algo que dejó asombrados a los peregrinos.
Fue el jueves a la mañana, cerca de Puerta de Tastil, a 90 Km de la capital salteña, en plena Quebrada del Toro. Allí, un grupo de fieles que bajaban peregrinando desde San Antonio de los Cobres decidió tomar un breve descanso. En ese momento, se realizó una pequeña ceremonia de adoración al Santísimo, con la exposición del "custodio"que sostiene la hostia y simboliza a Jesús como "el sol que nace de lo alto". La congregación de las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima, conocida por su labor en la Puna de Salta y Jujuy, estuvo a cargo del acto, y fue una de sus misioneras quien levantó el custodio.
En ese instante, varios peregrinos sacaron sus celulares y tomaron fotos, sin percatarse de lo que sucedía. El cielo era diáfano, los fieles agotados por la caminata entre los cerros, y la espiritualidad palpable en el aire. Aunque esta peregrinación lleva más de tres décadas, era la primera vez que se incluía una adoración al Santísimo como parte de la marcha.
"Siempre hay una sensación especial en esta ceremonia, pero lo que vivimos fue algo único", comentó uno de los peregrinos que capturó el momento. "El sol estaba detrás del Santísimo y no podía ser su reflejo lo que vimos; era una luz que venía del mismo custodio, perpendicular a los rayos del sol."
El tema de charla en la larga caminata
Lo que comenzó como un pequeño evento se convirtió en el tema central de conversación entre los fieles. Mientras algunos descansaban junto a la Ruta Nacional 51, otros compartían entre murmullos la maravilla de lo que acababan de presenciar, sintiéndose testigos de un hecho que algunos no dudaron en calificar como milagroso.
El dato es que nunca se había realizado esta ceremonia en medio del caminar de los fieles.
Las misioneras se dedican incansablemente a todos los rincones y pueblos de la puna. Su labor incluye la administración de los sacramentos del bautismo y matrimonio, la celebración de la palabra, y la atención a enfermos, ancianos y moribundos. Como verdaderas misioneras, se adentran en las zonas más remotas, abandonadas y empobrecidas, son conocidas como "todo terreno de la Iglesia Católica".
Una tarea sacramental en el terreno
Fue en la mañana del jueves, cuando las monjas de la congregación Jesús Verbo y Víctima, una congregación con más de 40 años de labor misionera en la Puna salteña y jujeña, expusieron la custodia que contiene la hostia consagrada.
Se trata de monjas que llevan los sacramentos de la Iglesia a los lugares mas lejanos. Casan, bautizan y exponen el Santísimo en medio de los cerros como una tarea propia de la congregación.
Quienes observaron el fenónemo dicen que a simple vista se podía observar, y otros lo graficaron con sus celulares. Lo que parecía un acto rutinario se transformó en un acontecimiento extraordinario cuando una intensa luz comenzó a emanar del lugar donde se coloca la hostia.
Las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima, conocidas por su incansable trabajo en las comunidades más alejadas y necesitadas de la Puna, estaban a cargo de la adoración del Santísimo. Este inesperado resplandor fue captado en fotografías por algunos de los presentes, quienes quedaron atónitos al revisarlas. Este fenómeno llamativo, en pleno Año de la Eucaristía, la Comunión, la Reconciliación y el Padrenuestro, resonó entre los peregrinos.