La crisis de Bolivia provocaría que más de un millón de sus ciudadanos lleguen a la Argentina

La crisis de Bolivia provocaría que más de un millón de sus ciudadanos lleguen a la Argentina

Por Profesional el economista tarijeño, Fernando Romero, emitió un análisis crítico sobre la situación económica actual de Bolivia. Hizo hincapié en los precios bajos de los carburantes, la falta de trabajo e informalidad, la escasez de dólares y la migración de millones de bolivianos a países de la región incluida Argentina.

La política energética estatista y nacionalista de Bolivia está provocando desabastecimientos y serios problemas con la economía de ese país, situación que anticipa el éxodo de más de 1 millón de bolivianos al Perú y la masiva fuga de dólares de su territorio, como ocurrió alguna vez con Venezuela, informó la consultora Gas Energy Latin America.

Se calcula que la nación boliviana se quedará sin gas natural suficiente para atender su demanda interna en 2028.

Al respecto Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija, emitió un análisis crítico sobre la situación económica actual de Bolivia, destacando las implicaciones de mantener los precios de los carburantes bajos en el país.

Según datos de Global Petrol Prices, al 10 de junio de 2024, Bolivia sigue siendo uno de los países con los precios de gasolina y diésel más bajos del mundo, solo superado por Venezuela. El litro de gasolina se mantiene en Bs. 3,74 ($us. 0,542) y el de diésel en Bs. 3,72 ($us. 0,539), precios que no cambiaron desde 2004.

De esa manera, el especialista consideró que la subvención a los carburantes, iniciada en 1997, fue una política sostenida por el populismo más que por el desarrollo productivo nacional. Detalló que este subsidio costó al Estado boliviano $us. 1.848 millones el año pasado, aunque para 2024 solo se presupuestaron $us. 1.429 millones en el PGE, en un contexto de escasez de dólares y un mercado internacional incierto.

El economista señaló que, a nivel mundial, el precio promedio del litro de gasolina es de $us. 1,31 y el del diésel de $us. 1,22. Sin embargo, en Bolivia, al igual que en otros países pobres, los precios están subvencionados a pesar de que los carburantes se compran a precios internacionales, lo que implica asumir costos adicionales significativos y un mayor déficit fiscal.

Romero subrayó que la situación actual, marcada por la escasez de dólares y un tipo de cambio paralelo elevado, indica que la subvención de carburantes es cada vez menos sostenible y necesita un reajuste de precios. Sin embargo, reconoció que el momento actual no es propicio para implementar esta medida debido a los serios problemas fiscales, la creciente presión inflacionaria, los conflictos sociales y la falta de gobernabilidad.

El economista señaló que los principales beneficiarios de esta política son las actividades ilegales e informales del país, como el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando. “La falta de voluntad política para ‘sincerarla’ y los beneficios ocultos perpetúan esta situación”, concluyó.

En otro aspecto, indicó que el gobierno de Bolivia pasa por una crisis en su economía que va en aumento debido a la falta de un componente vital: no hay dólares. En efecto, la escasez de la divisa norteamericana está relacionada con el aumento de la desconfianza hacia las políticas del presidente Luis Arce.

Explicó que hay varias razones confluyen para que la economía de Bolivia haya comenzado a crujir. En primera medida, desde hace una década que el déficit fiscal no para de aumentar en ese país. Hasta aquí, las reservas en dólares y el excedente de gas le permitían al Gobierno equilibrar el rojo de las cuentas macro. Pero esto comenzó a cambiar en los últimos dos años.

Para diciembre de 2023, la inflación anual fue del 2,12%. Muy baja, de las más bajas de la región, pero comparada con los años anteriores comenzó a subir peldaños como consecuencia del prolongado proceso de déficit fiscal, que parece haber llegado al límite de lo tolerable.

Para 2014, Bolivia tenía reservas por US$19.000 millones de dólares. Pero la política de subsidios, especialmente al combustible, fue absorbiendo esas divisas. Ahora, 10 años después, el Banco Central de Bolivia tiene solo US$1.500 millones. Es decir, se achicó más de 10 veces. Para peor, en efectivo, o de libre disponibilidad, tiene solo US$200 millones. El resto es en oro, que necesita un proceso para poder transformarse en dólares.

El otro elemento que deterioró la economía y se “comió” los dólares de las reservas es un mal manejo de la política energética. Bolivia ya no tiene el excedente de gas que le permitía, por ejemplo, venderle a la Argentina y así conseguir divisas.

Las políticas del presidente Arce, según Romero, hicieron que muchas empresas -varias del exterior- desistieran de realizar inversiones en Bolivia. Por lo tanto, solo tiene gas para su propio consumo y ya no puede exportar. En consecuencia, no ingresan dólares porque no hay exportaciones. Esto ha obligado a Arce, quien fue ministro de Economía de Evo Morales, a tomar una serie de medidas extraordinarias. Algunas son un recuerdo de diferentes épocas recientes de nuestro país.

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