Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba, calificó el plan de “readecuación” de las coberturas de medicamentos para los afiliados del PAMI como una “eutanasia encubierta”. Con ese concepto parafraseó una expresión del Papa Francisco, quien la empleó en 2023 para referirse a los sistemas sanitarios que privan a los enfermos y, especialmente a los ancianos, de la totalidad de medicamentos que necesitan.
Rossi, en diálogo con Mitre Córdoba, aseguró que “quien pensó esto no pisa la tierra” y enfatizó la difícil situación económica que atraviesan muchos jubilados, quienes deben recurrir a comprar pequeñas cantidades de alimentos para poder subsistir.
Las autoridades del PAMI establecieron una modificación en cuanto a quiénes tendrán acceso a la bonificación del 100% de cinco fármacos ambulatorios a través del Subsidio por Razones Sociales. “A lo largo de décadas, nuestra institución enfrentó problemas económicos producto de la falta de políticas planificadas a nivel nacional y el impacto de las moratorias previsionales que dejaron a PAMI al borde de la quiebra. Afrontar esta situación requiere de orden y un esfuerzo constante”, explicaron desde la entidad en un comunicado.
“Cuando una norma prescinde de la persona, en este caso nuestros jubilados, nuestros abuelos, jubilados que compran 100 gramos de carne a la semana como para incorporar carne a la dieta, y gente que compra medio pimiento en las verdulerías, da la sensación de que quién pensó esto no pisa la tierra”, planteó Rossi.
Tras los cambios de la obra social, los afiliados que podrán recibir medicamentos gratis son solo aquellos con ingresos netos menores a un haber previsional mínimo y medio (lo que en diciembre equivale a $389.398), que deberán hacer un trámite para acreditar que cumplen los requisitos. En tanto, en el caso de los hogares que posean conviviente con Certificado Único de Discapacidad (CUD), los ingresos mensuales totales deberán ser menores a tres haberes previsionales mínimos.
Ya en su homilía del domingo pasado, Rossi dijo que “los jubilados tienen que elegir entre comer o medicarse”. Añadió que “la espera de una guardia en el hospital no es grata. La espera de un jubilado, que en vez del júbilo de recibir una buena jubilación, tendrá que optar entre comer o medicarse. Esa miserabilidad que estamos viviendo donde nuestros abuelos, nuestros viejitos, están a veces en una especie de eutanasia disimulada, dice el papa Francisco, como sistema”.
“Para muchos es muerte”, afirmó. ”Si tenés que elegir entre comer y medicamentos, tendés a comer, con lo cual hay medicamentos que no reciben. Por lo tanto, para muchos es muerte -indicó-. Por lo tanto, nuestro pueblo tiene esperas duras. La espera de los transportes, la espera de una mamá o de una esposa en la cola de las cárceles para ver al hijo o al esposo. Son esperas duras”.
“Nuestro pueblo es maestro de una esperanza crucificada muchas veces, pero también es maestro de una esperanza gozosa, de una esperanza linda, esperanza de familia, esperanza de gozo aún en tiempo de las dificultades”, concluyó.
La Nación