Ante una multitud que se congregó ayer domingo en Plaza España para pedirle a San Cayetano pan y trabajo, monseñor Mario Cargnello, en su homilía remarcó la necesidad de “recuperar la calidad moral de un pueblo”. Señaló que: “Argentina necesita una inyección de honradez y honestidad de los cristianos”.
Luego de la procesión que inició en el templete San Cayetano, Cargnello ofició la misa central en Plaza España, dónde afirmó que: “Estamos viviendo un momento difícil de la historia de nuestro país y no solo en lo económico. Aflora la necesidad de recuperar la calidad moral de un pueblo. De decirnos basta a las mentiras, a las agachadas, a las complicidades, corrupciones, a la destrucción de las familias, a la falta de respeto a la vida, del niño que no nació, pero está en el seno de la madre hasta el anciano que merece nuestro respeto hasta el último instante de su vida”.
Luego agregó que: “Hay que volver a empezar desde la palabra y comida que nos da el señor. Creo que este mes de agosto y septiembre, que tiene fuerza religiosa en el corazón de Salta, es la gran oportunidad para que dejemos de hacer diagnóstico, para justificarnos y acusar a los demás y pensemos cada uno de nosotros en que debemos cambiar”.
Para el prelado “el amor tiene que hacerse amor en la Patria para pedir un bienestar y un progreso”, pues “no habrá progreso si no hay calidad moral. La dignidad de un pueblo no se mide por la plata que se acumula. Porque la plata está, pero mal distribuida”.
Afirmó que “es una hora de oportunidades la nuestra, es muy difícil porque mucha gente sufre mucho. No podemos gastar saliva hablando si no estamos dispuestos a compartir y eso nace del corazón”.
Cargnello apeló a que no es necesario conocer los porcentajes de pobreza, sino que es importante ayudar al que necesita no solo con comida sino propiciar que “recupere su autoestima, valore el trabajo, se levante, pueda caminar y comparta la comida que a veces más que la comida material, es la comida de la cercanía, de compañía, la escucha y la fraternidad la que necesitamos”.
Para el país
Remarcó que “Argentina necesita una inyección de honradez y honestidad de los cristianos, en austeridad de vida, un compromiso en serio que evite la amargura, la ira, los arrebatos y los maltratos”.
Y que “el mejor regalo que se le puede hacer a nuestro país es ser mejores personas. No hay regalo mejor y no hay compromiso más real de parte de nosotros los cristianos”.